En la cara
Escrito por nicohernandez el 23 octubre, 2018
Economía en Cartón; detrás del humo del choripan. Una nueva columna de Leo Fusero para El Bondi de la 88.
El 4 de Febrero del 2014, el ahora preso político y ex ministro de Planificación Federal Julio De Vido, acusó al titular de la petrolera Shell en ese momento, Juan José Aranguren, de pretender “dolarizar el mercado argentino de los combustibles”. Con una capacidad de previsión que envidiaría el mismo Nostradamus, y que los medios masivos de comunicación calificaron de campaña del miedo, De Vido anticipó la resolución 212 de Octubre del 2016, en la cual el Ministerio de Energía, ahora con Juan José Aranguren como ministro, fijó el precio en U$S 7,50 para el metro cúbico de gas. La misma resolución 212 indicaba que, en caso de “variaciones bruscas” en el precio del dólar, se tomarán las medidas necesarias para no perjudicar a los usuarios. En Septiembre del 2016 al dólar costaba $15. Con el dólar a $ 42 y subiendo, su sucesor en el ministerio, Javier Iguacel, parece no recordar la parte de la resolución que indicaba “no perjudicar a los usuarios”, ya que autorizó a aplicar un incremento desde el 1 de enero de 2019, abonable en 24 cuotas mensuales, que compense a las empresas por el impacto de la devaluación sobre el gas distribuido entre abril y septiembre. Las distribuidoras tienen una deuda con las petroleras porque estaban pagando el producto a un dólar de $ 20,34. La diferencia entre el dólar a $20 que pactaron las distribuidoras y el dólar a $42 que quieren cobrar las petroleras lo pagarán los usuarios. En las tarifas finales además se le añadirán intereses que las distribuidoras deben a las petroleras. En el colmo del cinismo, el comunicado oficial indica que lo hicieron ya que “resulta necesario adoptar medidas específicas para proteger al usuario final”.
Una serie de preguntas se disparan de esta política oficial. La evidente es, si hacen pagar a todos los usuarios hasta los intereses que deben las distribuidoras con tal de sostener sus ganancias y la de las petroleras, en que consiste la protección del usuario a la que se refiere la resolución? Tampoco hay respuesta a porqué un recurso nacional, que se produce en Argentina cuya moneda es el peso, con salarios e insumos en pesos, distribuido a los consumidores que ganan en pesos, debe pagarse en dólares. También cabe preguntarse porqué el estado nacional tiene que garantizar la rentabilidad en dólares a empresas multinacionales y no puede garantizar un plato de comida diaria al 50% de los niños argentinos que, según el mismo estado, son pobres. O porqué no garantiza que en la casa de cada desocupado al menos dos veces por día se coma. Una posible respuesta es que las empresas pertenecen al mismo gobierno. Por caso, son cuatro las productoras más importantes de gas. YPF, empresa nacional por decisión de CFK, y en cuya nacionalización el macrismo votó en contra, Techint, cuyo CEO Paolo Rocca está paseando por tribunales de la mano de Bonadío, Total, una petrolera francesa, y Pampa Energía, de Marcelo Míndlin, socio/testaferro/empleado/prostituto del clan Macri, que también conocerá la cara de Dios el 17 de Octubre al sentarse frente a Bonadío. La dolarización y la defensa de la rentabilidad de multinacionales ejemplifican al detalle que Macri no trabaja ni siquiera para el capital concentrado nacional. Su función es abaratar el valor de los recursos nacionales para ser vendidos al capital financiero internacional a precio vil, garantizando la rentabilidad en dólares que el capital foráneo necesita, dada su conocida aversión a monedas emitidas por países pobres y periféricos. Así cumplirá la misma función que Temer en Brasil, donde Petrobras vendió una parte de su refinería en Río de Janeiro, Odebrecht su participación en el aeropuerto Galeão, Exxon y Shell se quedaron con concesiones en la explotación del petróleo presal, la reserva submarina considerada la más rentable del mundo y Boeing, por su parte, adquirió la empresa aeronáutica Embrear, la joya de la manufactura y la tecnología brasileña. El malo y ladrón de Lula da Silva, hoy preso, construyó submarinos nucleares para defender el petróleo brasilero en el mar. Temer vendió una parte y el candidato y líder de las encuestas, Jair Bolsonaro, declaró que piensa venderlas a todas.
Una pintada del barrio intentaba llevar claridad de razonamiento a esta sociedad adormecida, embriagada de odio, pauperizada y con síndrome de mujer golpeada. Tenés derecho a prender la estufa. Simple, como para recordarle a aquellos que festejan a De Vido preso “porque ze robo todo”, que son los convidados de piedra de esta fiesta. Si el macrismo es una orgía, nosotros somos un culo. En la misma declaración de febrero del 2014, De Vido declaraba que “La Presidenta tampoco permitirá que los intereses inconfesables lleven al país a un nuevo ciclo de desocupación y exclusión”. Los que ven la pobreza acercarse y no tienen ni derecho a prender la estufa festejaron la detención de De Vido, y siguen apoyando a un gobierno que ejerce el genocidio económico más brutal de la historia nacional.
El descaro en la venta al mejor postor de los recursos del país no es lo más impactante. Lo atordecedor es el nivel de sumisión que el macrismo logró sobre una sociedad lobotomizada. Incluso un deficiente mental se defiende por acto reflejo contra una agresión. Ahora ya no necesitan ni esconderse. Se ríen mientras nos cagan en la cara.