Sangrar la razón
Escrito por nicohernandez el 21 marzo, 2019
Hay pasiones tristes y pasiones alegres, pasiones que aumentan nuestra potencia y otras que la bajan, que nos hacen mal y nos impiden la emancipación mental.
Hay pasiones tristes y pasiones alegres, pasiones que aumentan nuestra potencia y otras que la bajan, que nos hacen mal y nos impiden la emancipación mental.
Te relacionas con un hipócrita, componés hipocresía. Hay gente que no queremos escuchar. Que abren la jeta y nos oxidan el alma, personas tan confundidas que emiten sonido solo para multiplicar el odio; flaquezas y espasmos con rebuscados slogans de marketing que ofertan la locura y la ceguera.
No se trata de adorar la impaciencia, señora. la vida no termina en la puteada hay cosas mas saludable que quejarse, más interesante que hablar del tiempo o mirar siempre lo mismo en la concha puta de la televisión, donde se remunera la ignorancia.
No nos vengan con el chamullo ese de que la gente no sabe, de que la gente es esclava, se van todos a la mierda.
A todos les gusta este calvario, la mentira es lo que abunda. ¡La mentira!. Cada día que comienza el ritmo productivo, se avala nuevamente la injusticia.
Nuestros pulsos se agitan solo para pedir castigos y mas seguridad, nuestras mentes naturalizaron el miedo.
Te agota, te desgastan, te sofocan, queres que se callen pero gritan convencidos. Nos aburren. Cada palabra de su boca es un puñal, estar al lado de gente así es perder tiempo valioso.
Reivindicamos la creación antes que la identidad, usamos nuestros propios inventos para subsistir.
Proponemos una militancia singular y desplorija, sabiendo que la verdadera sensibilidad aparece en los detalles, en los micro-momentos del día a día, cuando no hay nadie a quien demostrarle nada, mas que a uno mismo.
Nosotros admitimos nuestra inmadurez porque afirmamos que ahí reposa nuestra novedad, no queremos caer bien, queremos incomodar.
Preferimos seguir interrogando la sustancia humana. Sabemos que si el consumo aumenta también crece la subordinación a un sistema económico que no pensamos aceptar jamas.
Intentamos ver mas allá del horizonte monetario y la modernidad digital. Consideramos muy necesario componer relaciones, crear redes potentes que se eleven, dinamitar todo limite a la creatividad colectiva.
No lo hacemos por el deber ser y apostamos al deseo, venimos haciendo ruido, hay espacios donde no nos dejan entrar, donde se asustan al leernos, pero va creciendo nuestra voz, se va multiplicando y generando preguntas.
Nuestro merito es haber reivindicado que el resplandor se encuentra en la pregunta y que no somos receta, sino la enfermedad desconocida que la ciencia no puede resolver.