Delfos
Escrito por nicohernandez el 18 mayo, 2018
La columna semanal de «Economía en Cartón: detrás del humo del choripan» con Leo Fusero para El Bondi de la 88.
El acuerdo con el FMI es la pared al final del callejón sin salida en el cual el mejor equipo de los últimos cincuenta años se encerró solo. Salvo un cambio de timón que a todas luces parece improbable, el destino final es el choque frontal contra un final tan anunciado como negado.
En cualquier escenario, sea que consigue el aval financiero del FMI o que el organismo se niegue a otorgarlo, el macrismo se enfrenta con hipótesis de trabajo negativas.
El crédito que solicitó el gobierno amarillo al FMI es del estilo “stand by”, que una traducción literal al criollo puede anunciarse como “si no hacés lo que te indico no vas a ver un peso”. Las condiciones serán las de siempre: eliminación del déficit vía baja del gasto público, cambios en las leyes laborales y privatización de lo que quede por vender, si aún queda algo. Como la mayor parte del gasto público son jubilaciones, cumplir las condiciones implican repetir, a escala aumentada, las escenas de Diciembre, donde las piedras impactando los cascos policiales no afectó tanto al macrismo como los cacerolazos populares y espontáneos de medianoche, donde una gran parte de sus votantes les indicaban que por ese camino no los seguirían acompañando y les recordaban que el mes anterior no habían votado por ellos sino contra Cristina. Cumplir también exigirá chocar de frente con los sindicatos, que encontrarán no solo una potencial baja de su salario real sumado a despidos, sino que sus jubilaciones futuras serán retocadas a la baja. Conseguir que el peronismo profesional, que acompañó en Diciembre el retoque jubilatorio vuelva a poner el cuerpo poniéndose en contra a gran parte de la sociedad a un año de las elecciones y oliendo la sangre del macrismo herido, es altamente improbable. Incluso si una abultada billetera combinada con potenciales prisiones mediáticas a los que se nieguen a votar consiguieran el apoyo en ambas cámaras, la situación social se volvería explosiva, sobretodo en las provincias, ya ahogadas, donde la gobernabilidad quedaría pendiente de un hilo, o se un saqueo bien organizado. En el mejor escenario posible, donde el oficialismo consiga todo lo que se propone, su éxito lo dejaría herido de muerte.
Sí las condiciones son de cumplimiento imposible y el acuerdo con el FMI no llegase a firmarse, los mercados seguirán su corrida contra el peso, llevando la divisa verde a una paridad de cambio rozando los $30 en un inicio, para seguir buscando un techo imposible de calcular. El shock inflacionario provocará que las paritarias al 15% sean el motivo de un humor social insostenible, que comenzará por expresarse en las calles de forma organizada por sindicatos donde sus jefes se pondrán a la cabeza, para que no sea su cabeza la que ruede. La cadena de pagos cortada y una economía sin precios hará intolerable la persistencia del macrismo en el poder, que buscará el vuelo redentor de algún aeronave sustentada por rotores horizontales, previo pacto de impunidad con quién el círculo rojo decida para calmar las fieras.
Pero incluso si nada de lo anterior sucediese y el déficit fiscal desapareciera de un plumazo, los Newman boys se verían en la disyuntiva de tener que afrontar U$$ 30.000 millones en compras para atesoramiento, U$$ 10.000 millones de déficit por turismo y $10.000 millones de déficit comercial, que sin contar los U$S 30.000 millones en Lebacs, hacen ver el monto acordado por el FMI como un vuelto de verdulería.
Al pie del monte Parnaso, el oráculo de Delfos fue un lugar de consulta a los dioses, donde una vez por mes reyes y pobres recibían de la pitonisa predicciones relatadas en prosa. Para conocer el futuro de la economía argentina no es necesaria tanta mística. Solo hace falta sumar y restar.