La tormenta perfecta
Escrito por nicohernandez el 28 marzo, 2018
Una nueva columna de «Economía en Cartón: detrás del humo del choripan» con Leo Fusero para El Bondi de la 88.
El 19 de Noviembre pasado, el presidente del Banco Central Federico Sturzenegger declaraba muy suelto de cuerpo que ʺla gente no duda más de que el BCRA no intervendrá sobre el dólarʺ. No se puso colorado ni nadie le recordó que en agosto, previo a las PASO, había inyectado un total de 1.800 millones para mantener el dólar planchado. Ya se sabe, en este país, nadie gana las elecciones con un dólar en espiral ascendente. Un mes después, el 28 de Diciembre, el virtual presidente de la alegría Marcos Peña lo sentó en conferencia de prensa y le hizo saber que era él, y no otro, quién definía la política monetaria del país. En Marzo, el BCRA lleva gastados 1800 millones de dólares solamente para frenar al único brote verde que no detiene su marcha. Como en Agosto era necesario tener un dólar calmo para ganar las elecciones, en Marzo es necesario tenerlo calmo para cerrar paritarias al 15% anual. Es el mismo Banco Central el que informó en su resumen de las operaciones del mercado único de cambios que durante el período 2017, se fugaron 22.148 millones de dólares. Es decir, salió el equivale a casi la mitad del promedio de reservas del año pasado. Dejando atrás la posverdad, habría dos preguntas que ningún Majul o Leuco van a formular. Si es cierto que la gente ya sabe que el BCRA no intervendrá más, ¿porque sigue interviniendo? Y si el dólar como moneda de ahorro es la peor inversión posible, dicho por el mismo Sturzenegger, ¿por qué solo en 2017 perdió el equivalente a la mitad de las reservas del país?
Los dólares que se fugan por una ventana son los que entran como deuda por la puerta. Si no entrasen esos dólares, no habría reservas para sostener el precio vendiendo cuando el mercado aprieta vía demanda. Pero el escenario parece nublarse para los gerentes amarillos, ya que dos noticias podrían ser la combinación no deseada que formen la tormenta perfecta verde.
Lo dólares vienen a estos países solo si se le pagan tasas de interés que no consiguen en ningún otro lado. Si se les paga más en casa, entiéndase Wall Street, emigran sin problemas ni restricciones nuevamente a su hogar. Jerome Powell, flamante presidente de la Fed (banco central de EE.UU), no solo ya aumentó la tasa esta semana, sino que indicó con claridad que podría haber cuatro aumentos en el año. Sin los dólares de la especulación financiera, podría pensarse que es el campo el que va a proveer de billetes verdes al Central. Pero la sequía hizo que las exportaciones lleguen a registrar una merma de u$s 5.000 millones. A ese escenario sume el lector que la balanza comercial arrojó un rojo en 2017 de USD 8.471 millones por el intercambio de mercancías con el exterior y se encamina en 2018 a volver a batir su propio récord histórico.
Si no hay dólares de deuda o son más caros, si no los aporta el campo, si no los aporta el comercio exterior, la pregunta que queda pendiente es ¿de donde van a sacar los dólares para mantener el precio? ¿Serán dólares invisibles como el crecimiento?