Zaffaroni contundente: «en Latinoamérica los golpes de Estado hoy los da la policía»
Escrito por nicohernandez el 28 abril, 2011
Eugenio Zaffaroni, juez de la Corte Suprema nacional, sorprendió ayer al afirmar que «los golpes de Estado tienden ahora a darlos las policías«, dijo que eso ocurre en América latina y en Africa y puso como ejemplo la caída de Fernando de la Rúa (2001) y la llamada a elecciones anticipadas por parte de Eduardo Duhalde (2003).
«Nuestra experiencia nos enseña que el último empujón a De la Rúa se lo dio la policía, (que) el empujón a Duhalde se lo dio la policía«, enumeró el ministro, quien luego realizó una comparación con lo ocurrido en Ecuador, donde el presidente Rafael Correa tuvo que enfrentar una suerte de golpe policial, aunque aclaró que ese caso «fue más manifiesto«, mientras que los casos en la Argentina «fueron menos manifiestos«.
Zaffaroni realizó estas declaraciones en el marco de las reformas policiales que propone el Ministerio de Seguridad, que encabeza Nilda Garré, a las que dio su aval: «Por fin estamos tratando de resolver una deuda desde la vuelta de la democracia, ya que no habíamos redefinido nuestro modelo de policía: tenemos que redefinir las estructuras policiales de alguna manera«, aseveró.
En ese marco, el juez consideró que «las estructuras políticas han tolerado históricamente la corrupción de la institución policial«, aunque juzgó que «la policía es una institución absolutamente necesaria«. Al respecto, advirtió: «Hay Estados que carecen de Fuerzas Armadas, pero Estado sin policía no conozco a ninguno«.
Sobre las posibles «redefiniciones» de la policía, dio algunos ejemplos: «Hay que ver si queremos una Policía Federal que sea nuestro FBI; si queremos que intervenga en la investigación efectiva de todos los delitos federales del país o los delegue en las policías provinciales«.
Al respaldar las reformas propuestas por el Ministerio de Seguridad, consideró que «las estructuras políticas han tolerado históricamente la corrupción de la institución policial». Luego sostuvo que desde el siglo XIX la policía maneja «ámbito de recaudación autónoma» que cambia con los políticos «por condiciones de gobernabilidad».
«Con los gobernantes conservadores esto iba al ámbito de la recaudación por prostitución y juego y hoy han entrado todas las formas de lo que se llama criminalidad organizada: servicios ilícitos del mercado«, explicó Zaffaroni, y dijo que «como los ingresos se multiplican, esto desarticula la verticalidad de las fuerzas policiales, se descontrolan mandos medios e inferiores, y no se puede seguir con este procedimiento«.
Asimismo, aclaró que «ese «ámbito de recaudación autónoma» no financia la política para una elección nacional, pero puede financiarla a nivel de caudillismo local, de caciquismo para una elección interna, y eso puede ir corrompiendo a los partidos políticos desde su base…, es un fenómeno latinoamericano«.
«Nuestra experiencia nos enseña que el último empujón a De la Rúa se lo dio la policía, (que) el empujón a Duhalde se lo dio la policía«, enumeró el ministro, quien luego realizó una comparación con lo ocurrido en Ecuador, donde el presidente Rafael Correa tuvo que enfrentar una suerte de golpe policial, aunque aclaró que ese caso «fue más manifiesto«, mientras que los casos en la Argentina «fueron menos manifiestos«.
Zaffaroni realizó estas declaraciones en el marco de las reformas policiales que propone el Ministerio de Seguridad, que encabeza Nilda Garré, a las que dio su aval: «Por fin estamos tratando de resolver una deuda desde la vuelta de la democracia, ya que no habíamos redefinido nuestro modelo de policía: tenemos que redefinir las estructuras policiales de alguna manera«, aseveró.
En ese marco, el juez consideró que «las estructuras políticas han tolerado históricamente la corrupción de la institución policial«, aunque juzgó que «la policía es una institución absolutamente necesaria«. Al respecto, advirtió: «Hay Estados que carecen de Fuerzas Armadas, pero Estado sin policía no conozco a ninguno«.
Sobre las posibles «redefiniciones» de la policía, dio algunos ejemplos: «Hay que ver si queremos una Policía Federal que sea nuestro FBI; si queremos que intervenga en la investigación efectiva de todos los delitos federales del país o los delegue en las policías provinciales«.
Al respaldar las reformas propuestas por el Ministerio de Seguridad, consideró que «las estructuras políticas han tolerado históricamente la corrupción de la institución policial». Luego sostuvo que desde el siglo XIX la policía maneja «ámbito de recaudación autónoma» que cambia con los políticos «por condiciones de gobernabilidad».
«Con los gobernantes conservadores esto iba al ámbito de la recaudación por prostitución y juego y hoy han entrado todas las formas de lo que se llama criminalidad organizada: servicios ilícitos del mercado«, explicó Zaffaroni, y dijo que «como los ingresos se multiplican, esto desarticula la verticalidad de las fuerzas policiales, se descontrolan mandos medios e inferiores, y no se puede seguir con este procedimiento«.
Asimismo, aclaró que «ese «ámbito de recaudación autónoma» no financia la política para una elección nacional, pero puede financiarla a nivel de caudillismo local, de caciquismo para una elección interna, y eso puede ir corrompiendo a los partidos políticos desde su base…, es un fenómeno latinoamericano«.
Fábrica de delitos. El juez también mencionó otra práctica común en la fuerza policial: «la fabricación de delitos«, que sucede «cuando se manda gente en zona liberadas: «Vaya a hacer tal cosa», para sorprenderlo y fabricar el delito«.
Sin embargo, y tras aclarar que «no todo el mundo» se involucra en esas prácticas ilegales, advirtió que se deben «mejorar las condiciones laborales de los policías, jerarquizarlos, mejorar el salario, sus beneficios y la formación. Hay que repensar la propia estructura y marchar hacia modelos de policía con mayor inserción comunitaria«.
Zaffaroni aseveró también que «hoy los golpes de Estado tienden a darlos las policías«, y que eso ocurre tanto en Africa como en América latina. Tenemos nuestra propia experiencia: el último empujón a De la Rúa se lo dio la policía; el empujón a Duhalde se lo dio la policía, y el caso de Ecuador fue el más manifiesto».