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Primavera en Otoño

Escrito por el 17 abril, 2019

Leo Fusero nos trae la columna semanal de Economía en Cartón: Detrás del Humo del Choripan, con un amplio análisis del contorno político argentino.

Mauricio Macri anunciará el miércoles el mini plan Primavera. Aunque no lo bauticen con ese nombre, sus lineamientos concuerdan con el Plan Primavera que Alfonsín lanzó a mediados de 1988. Ese año la Argentina no pudo pagar su deuda externa y la economía argentina acentúo su estado crítico: recesión, inflación, bajos salarios y desocupación. El gobierno buscó un acuerdo entre sindicatos y empresarios para evitar el aumento de precios y salarios. El Plan incluía subastas de dólares para estabilizar el tipo de cambio y una tregua de precios por 180 días. La gravedad de la crisis económica y la incapacidad del gobierno de la UCR para hacerle frente, condujo a una erosión de la confianza en los inversores, a la fuga masiva de capitales, a la devaluación del peso y a una hiperinflación. En febrero de 1989 el dólar subió un 25 por ciento y el mercado empezó a descontrolarse, el público minorista retiraba masivamente sus depósitos para comprar dólares, las remarcaciones de precios eran diarias y se sufrió el desabastecimiento. El país entró en un una crisis hiperinflacionaria, con una inflación de 343% para el año 1988 y del 3000% anual en 1989. Desde el 84 el Estado venia repartiendo las cajas PAN, con dos kilos de harina, leche en polvo, dos kilos de azúcar, dos litros de aceite, tres kilos de fideos, dos kilos de arroz, un kilo y medio de corned beef, lentejas y porotos. Había hambre en el país de las vacas y el trigo.
En una reedición berreta y horrenda de Volver al Futuro, el Marty McFly amarillo repite escenarios pasados. En 2016 la política cambiaria provocó una megadevaluación que generó una inflación del 41%, una gran recesión y caída del salario. En 2018 la inflación volvió a estar en niveles de 2016 con otra fuerte recesión, una pérdida de reservas de U$S 15.000 millones, una devaluación del 97% y una suba en la tasa de interés de 30 puntos porcentuales que al duplicarse, ha puesto al país productivo en quiebra sin frenar la corrida. Solo esta semana, las Leliq, devengaron $14.750 millones de pesos. La semana que viene pagarán $16.200, en una sangría que no se detiene a la friolera de $ 60.000 millones por mes. El único cliente que tienen los bancos es el Central, como en la época de Martínez de Hoz. El plan vendrá con nuevas exigencias del FMI, aumentos de combustibles, aumento de transporte, mayor recaudación fiscal. El peso ya no existe, no tiene relevancia, es un bono de curso legal. La caja PAN es reemplazada por la AUH, que aumenta, a ver si con eso los negros se contentan y no saquean supermercados. 
Treinta años después, la Argentina no puede pagar su deuda externa si ayuda del FMI, tiene recesión, inflación, bajos salarios y desocupación. El Central subasta dólares y el gobierno hace un acuerdo de precios. Todo concuerda con el pasado. También gobierna la UCR, y también son incapaces. Tampoco cierran los números, y como un castigo divino, el 2019 parece estar esperando al 1989.

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