DERRIBANDO MITOS, ENTRAMANDO SALUDES

Como cada martes en El Oeste Despierta una nueva columna de salud sexual integral a cargo de Juana, quien abordó ciertos mitos que circulan sobre infecciones de transmisión sexual.

Como continuación del tema presentado la semana pasada, las infecciones de transmisión sexual (ITS), Juana se propuso desmitificar algunas ideas respecto a las ITS con el objetivo que siempre tiene Entramando Salud: que podamos tener relaciones sexuales placenteras con la información correcta, en este caso, sobre cómo prevenir el contagio de algunas de estas infecciones que pueden perjudicar nuestra salud.

Entre los primeros mitos encontramos aquellos relacionados con la forma en que se pueden contagiar o contraer estas infecciones en una relación sexual: todas aquellas afirmaciones que digan que si no hay eyaculación o si se coloca el preservativo para el momento de la  eyaculación no hay riesgo de ITS; que la menstruación nos exime del contagio; que sólo es posible contraer infecciones de transmisión sexual en una relación pene vagina; son todos falsas.

Las ITS se transmiten por el contacto entre mucosas, superficies de intercambio como las que tenemos en la boca, la vulva, el pene, el ano. Sin el uso de preservativo, en cualquier momento del acto sexual, estas mucosas pueden entrar en contacto y de esa forma transmitir o contraer infecciones. Vale lo mismo para el campo de látex, necesario para relaciones sexuales que involucren sexo oral, anal, o vulva con vulva  puesto que, al contrario de lo que dice el mito, las ITS no son exclusivas de relaciones pene vagina.

De todas maneras, nuestra columnista Juana, remarca que usar preservativo “si bien es muy muy eficiente, no nos protege al 100%” teniendo en cuenta que además de las mucosas, el contacto entre piel y piel también puede generar el contagio “como, por ejemplo, si tenemos vesículas de herpes o si tenemos verrugas por HPV”.

De allí lo que Entramando Salud siempre recomienda e insiste, en la observación de nuestro cuerpo que nos puede permitir descubrir si, por ejemplo, tenemos verrugas o úlceras y “está bueno saber que estamos cursando una infección con sintomatología que es contagiosa, para poder prevenir contagiar a otras personas”. Juana incentiva a compartirlo con nuestra pareja sexual para darle la oportunidad de cuidarse o tratarse debidamente.

Pero a diferencia de lo que dice el mito no todas las ITS tienen síntomas, y por eso no basta con la observación del cuerpo, a veces se requieren controles y análisis específicos para poder detectarlas, debido a que pueden encontrarse en nuestro organismo de manera latente y manifestarse sólo ante una situación de inmuno compromiso: que puede ir desde una patología previa hasta estrés.

También es importante desmitificar la creencia de que todas las infecciones de transmisión sexual tienen cura. La Hepatitis B, el Herpes, el Virus del Papiloma Humano (HPV) y el Virus de Inmunodeficiencia Humana (HVI) no tienen cura, aunque sí tratamiento, por lo que se puede continuar teniendo una vida saludable.

Respecto al HPV existe la idea de que sólo las mujeres pueden contraerlo, una afirmación que Juana contradice derribando dos falsas creencias: el concepto tradicional de mujer asociado a personas con vagina y útero, cuando no todas las personas que se perciben mujer tienen útero y vagina; y que el HPV no afecta a las personas con pene.

Si bien las personas con vagina son las que presentan mayor sintomatología, y una de las mayores complicaciones que puede generar este virus es el cáncer de cuello de útero, “las personas que tienen pene también pueden portar el virus del HPV e incluso también se puede generar en ellos formaciones metaplásicas, es decir, cáncer tanto en la boca como en el pene”.

Finalmente, Juana hace referencia al mito que establece que el VIH es lo mismo que el SIDA, cuando el primero se refiere a la infección de transmisión sexual, y el SIDA es la enfermedad que puede desprenderse del VIH o no.  Sobre esta ITS ahondaremos en la próxima columna de Entramando Saludes.