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16 años sin Korneta Suárez

Escrito por el 13 mayo, 2020

Un 12 de mayo pero de 2004, Korneta Suárez dejaba el mundo terrenal para irse de gira con su guitarra de una cuerda y la botella de caña paraguaya. En FM Raíces Rock lo recordamos así.

Korneta Suarez

Recorriendo los bares de mala muerte del conurbano hasta la madrugada con su guitarra, dando recitales gratis en la plaza, las giras interminables de un músico con un objetivo en la vida: llevar la música al pueblo. Korneta Suárez, fundador de Los Gardelitos, padre de Eli y Bruno; compañero de ruta de Yuli, todo eso fue Eduardo pero, ante todo, un referente popular de las barriadas.

Inentendido por un sistema excluyente que lo diagnosticó con esquizofrenia. Pero no escapó a la realidad como lo hizo en El Borda, allá por el 73. Él entendió a los pibes, por eso tocaba gratis en las esquinas de los barrios del conurbano. También se acordó de Los Querandíes, masacrados por el poder de la Monarquia española.

Su popularidad se forjó en los barrios a base de cerveza y marihuana, Korneta no poseía lujos ni grandes sumas de dinero, la historia señala que para producir su primer demo, «Rock Sudaka» tuvo que vender su camioneta y el negocio familiar para solventar los gastos. Vivió marginado por las clases altas por su ropa, pelo largo y barba desprolija, estigmas que sus seguidores sentían a diario. Entendió al barrio porque nunca perdió la esencia.

“Siento pena del hombre/ que no puede descansar/ de los que viven corriendo/ y no saben contemplar/ la inmensidad del cielo/ las estrellas y el mar/ que todo lo más lindo/ no se puede comprar/(…) No necesito las luces/ ni los lujos de la ciudad”, le cantó a todos sus seguidores que saltaban en sucuchos amontonados para olvidar las penas y la exclusión del capitalismo.

Eduardo fundó Los Gardelitos en 1995, junto a sus hijos. Solo pudo producir tres discos: Fiesta Sudaka, demo (96); Gardeliando, (98) y Fiesta Sudaka (parte uno) en 1999, en los cuales tuvo que endeudarse para poder realizarlos.

Homenajes de los grandes

«Korneta, que nos está viendo desde el cielo, un valuarte del under nacional», recordó el líder de La Renga en el recital del 2005 en Vélez, donde homenajearon al fundador de Los Gardelitos entonado «Ser Yo». “De ser uno más, resistiría a la idea de serlo”, fue la frase que eligió la banda de mataderos para recordar la partida del astro musical.

«Un muchacho que venía bien de abajo, tenía toda esa sabiduría que te da la experiencia dura de la calle y nunca perdió los códigos”, fueron las palabras de Manal Javier Martínez, amigo personal de Korneta, en una entrevista brindada para una revista de rock.

» Y si no fuera así, que ciudad más aburrida»

Los Gardelitos escaparon a las ambiciones materialistas, iban más allá. Los cientos de jóvenes que seguían su música entendían la mística. El caretaje que se vaya para Nueva York, en los barrios se fuma marihuana y se toma cerveza del pico, sin vasos ni copas elegantes, «se persiguen minas a la vuelta de la esquina».

En el 2016, una denuncia anónima cayó sobre Korneta por abuso sobre una menor de 15 años. «Toda la banda presenció el hecho y lo protegieron» escribió la denunciante durante la campaña #YaNoNosCallamosMás, que visibilizó las violaciones en el ámbito del rock nacional.

«Pido disculpas públicamente en nombre de mi familia, de la banda y de nuestro rock por tan repudiable episodio de abuso por parte de quien fuera mi padre: es tiempo de que las cosas cambien y en eso estamos, ahora depende de nosotrxs como sociedad», reflexionó Eli, lider de Los Gardelitos.

INMORTALIZACIÓN

Korneta falleció el 12 de mayo del 2004 en un confuso episodio. Tras estar desaparecido por tres días, el cuerpo fue encontrado en la calle sin vida con una contusión en la nuca.

Murió donde vivió; en el barrio, allí donde millones de jóvenes luchan por prevalecer ante los infortunios de la realidad.

 “Él sabía que sus pensamientos eran libres y que él era más libre que sus pensamientos. No estaba atado a ningún cuento, él lo vivía (…) Es como cuando vos tirás una semilla y ves que prende en la tierra, no la podés abandonar a la plantita cuando está asomándose. Hubiese sido hasta antinatural abandonarlo, dejarlo inconcluso. Entonces decidí seguir adelante”, fueron las palabras exactas de su hijo que inmortalizó a Korneta para el resto de los días mortales.

Con su guitarra de una cuerda y la caña paraguaya, Eduardo va girando de barrio en barrio llevando la sonrisa de Gardel que ilumina la ciudad.

«Ahora es nuestra y nada más».


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