Películas para recibir ‘La Primavera’
Escrito por Yuliana Fuentes Fuguet el 22 septiembre, 2021
Adiós invierno! Ya tenemos la primavera encimita y es una de las estaciones que más sentimientos genera en el mundo, estoy segura de que no solo hablo por mí. En #FMRaicesRock celebramos el cambio de estación recomendándote películas que si bien lo único que tienen en común estas historias es la primavera literal o simbólicamente, nos demuestra que no existe una sola visión de algo tan usual como el cambio de estación.
La primavera en el cine, también ha tenido su efecto bien marcado, usada como metáfora de la juventud nos transporta a un período de la vida alegre, de inusitada frescura y una energía especial e imperecedera, empleada para aludir a esa etapa de la vida en que las emociones florecen. Por eso, con este tan esperado cambio de estación en el hemisferio sur del planeta, no podemos pensar en una forma mejor de recibirla que con una muestra del cine realizado en su honor, haciendo un repaso por las distintas visiones y propuestas de diferentes cineastas del mundo.
Peliculas que celebran la llegada de ‘La Primavera’.
El cine oriental o de inspiración oriental ocupa gran parte de esta selección para dar la bienvenida a la primavera, en parte porque su sensibilidad sabe captar de manera especial el subtexto que acompaña a la llegada de la primavera, porque la naturaleza experimenta una explosión de colores y aromas. Y quizá una de las imágenes más primaverales sea la de los cerezos en flor. En Japón, la flor del cerezo y su nacimiento dan lugar a un famoso ritual, el Hanami, que consiste precisamente en observar este espectáculo para la vista. Por eso este ranking da comienzo con una película cuyo título hace honor a esta imagen tan primaveral. Porque para viajar, a veces, no se necesita más que una pantalla y la proyección de una buena película capaz de trasladarnos a lugares tan exóticos como Tokio en primavera.
Cerezos en flor (2008), de Doris Dörrie
Cerezos en flor es una película sobre la familia, el amor y el duelo por la pérdida de un ser querido. Pero es también una película sobre el reencuentro con una vida que nunca fue vivida y una soledad que no lo es tanto cuando los deseos de la persona amada se convierten en satisfacción propia. Una paradoja de la primavera.
Esta película cuenta la historia de Rudi y Trudi, un matrimonio feliz al que la vida sorprende con despedidas inesperadas para descubrirles con esos rincones desconocidos de sus propias vidas. Doris Dörrie reinterpreta en este hermoso film el clásico del cine nipón Cuentos de Tokio, dirigido por el maestro Yasujiro Ozu. Así, cerca de la primera mitad del film es una traslación a la etapa moderna de la historia narrada por Ozu en la que un matrimonio ve como la nueva vida de sus hijos no deja tiempo ni espacio para ellos. Sin embargo, Doris Dörrie logra construir a través de esta idea una historia que avanza y que adquiere entidad propia. En la segunda mitad, Rudi emprende un viaje a Japón en el que experimentará también un importante y bello viaje interior. En esta primavera tardía, Rudi descubrirá que nunca es demasiado tarde para aprender a vivir.
Primavera, verano, otoño, invierno…y primavera (2003), de Kim Ki-Duk
En Primavera, verano, otoño, invierno…y primavera, el primero en dar el salto a las pantallas internacionales del director coreano, el budismo y el taoismo impregnan una historia en la que el proceso de crecimiento del protagonista se compara al de la naturaleza por su carácter cíclico: después de cada invierno, hay siempre una nueva primavera. El simbolismo es una de las constantes en este film en el que el sonido y la imagen sustituyen en gran medida a los escasos diálogos de sus protagonistas. Su carácter didáctico y la complejidad de su discurso convierten esta película en un ejercicio de reflexión no apto para todos los públicos.
Le voyage du ballon rouge | El vuelo del globo rojo (2007), de Hou Hsiao-Hsien
El director taiwanés homenajea al inolvidable mediometraje de 1956 dirigido por Albert Lamorisse, Le ballon rouge (El globo rojo) y protagonizado por su encantador hijo, Pascal Lamorisse. Este imperdible del cine francés galardonado con el Oscar al Mejor Guión Original, narra la relación entre un niño y un globo rojo que recorren las calles de París. Hou Hsiao-Hsien parte de este relato para narrar una historia sobre la infancia y las relaciones interpersonales que gira en torno a cuatro personajes: Suzanne (interpretada por Juliette Binoche), madre separada sin tiempo para cuidar de su hijo, Simón, un niño con una imaginación desbordante y Song, estudiante de cine taiwanesa a quien Suzanne contrata para hacerse cargo de su hijo mientras ella trabaja. El cuarto personaje de esta historia es el globo rojo, que algunos han querido ver como una metáfora de la infancia.
El origen de este film se encuentra en el proyecto del Museo de Orsay, con motivo de su 20º aniversario, de encargar una serie de cortometrajes a cuatro cineastas de éxito internacional. Junto a Hou Hsiao-Hsien formaban parte de este proyecto Olivier Assayas, Jim Jarmusch y Raúl Ruiz. Sin embargo, nunca llegó a realizarse aunque las ideas de Hou Hsiao-Hsien y Olivier Assayas se materializaron en dos magníficos largometrajes: Le voyage du ballon rouge y L´heure d´eté (Las horas del verano), del director francés.
Las vidas posibles de Mr. Nobody (2009), de Jaco Van Dormael
En 2009 el cine belga nos sorprendía con esta hermosa historia sobre las decisiones que tomamos a lo largo de nuestras vidas y el papel determinante que juegan en nuestros destinos. La fantasía de Mr. Nobody no reside únicamente en situar a su protagonista en un mundo futuro, sino en cada una de sus transiciones, su acompañamiento musical e incluso la mirada de ese niño que ante el tren en marcha no sabe bien si subirse a él o permanecer en tierra. Mr. Nobody hace un recorrido por todas aquellas vidas que Nemo, el protagonista centenario de esta historia, podría haber vivido, sin que nunca lleguemos a saber cuál fue el camino que eligió. Porque hasta que uno elige, todo es posible. Y cualquier comienzo, como el de la primavera, implica precisamente eso: que no haya nada imposible de alcanzar. Imperdible.
Feliz gracias mas por favor (2010), de Josh Radnor
La primavera transmite una irremediable energía positiva, y lo mismo le ocurre a Josh Radnor y su opera prima, felizgraciasmasporfavor. La historia de amor entre Josh Radnor y Kate Mara, la sonrisa permanente de Malin Akerman, la siempre magnífica Zoe Kazan y el adorable artista interpretado por Michael Algieri convierten a este film sobre la necesidad de amar y ser amado en una maravilla para los sentidos. Y en estos tiempos que corren, ante una comedia romántica como esta que traspasa la superficie y logra que el espectador se identifique con las situaciones vividas por sus personajes, uno no puede hacer más que pedir a su artífice more, please.
El árbol (2010), de Julie Bertucelli
Las raíces de este árbol construido con la delicadeza de quien, como Julie Bertucelli, sabe colocar con acierto cada una de sus extensiones, logran atrapar por completo en esta historia sobre la pérdida de un ser querido en la que la naturaleza ejerce un fuerte poder sobre las vidas de los protagonistas. Tras la muerte repentina de su marido, Dawn (interpretada por Charlotte Gainsbourg) ha de hacerse cargo de sí misma y sus cuatro hijos en una Australia salvaje en la que una enorme higuera y las fuerzas de la naturaleza se convertirán en la guía hacia sus nuevas vidas. Esta maravillosa película muestra de nuevo la importancia de las decisiones que tomamos en nuestras vidas, y el espíritu de este film queda reflejado en la decisión de la pequeña Simon, ante la posibilidad de la felicidad o la tristeza, ella decide ser feliz: y lo es. Este retrato sincero del duelo confirma a Charlotte Gainsbourg como una de las mejores actrices de su generación.
Cuento de primavera (1990), de Éric Rohmer
Esta película narra la historia de Jeanne, una profesora de filosofía que acude a la fiesta de antigua compañera con la que nunca habla para escapar de la soledad de un apartamento vacío. Allí conoce a una joven, Natasha, estudiante de piano en el conservatorio que vive sola en un antiguo y enorme apartamento parisino. Su encuentro fortuito y su amistad tendrán consecuencias inesperadas para ambas.
En el cine de Rohmer, lo que ocurre a sus personajes está en sus palabras y no tanto en sus acciones. Así, en Conte de printemps el diálogo fluye de manera extraordinaria y logra atrapar al espectador, que ansía conocer más y más sobre sus protagonistas.
Y sí, debo agradecer a este entrañable cineasta que ofrezca una película para cada una de las cuatro estaciones con su serie Contes des quatre saisons (Cuentos de las cuatro estaciones) realizada a lo largo de la década de los 90, y ofrecerme así una excusa para hablar de su cine durante todo el año.
Amor bajo el espino blanco (2010), de Zhang Yimou
Zhang Yimou lleva desde los 80 haciendo cine, sus películas son maravillosas y joyas imprescindibles del cine chino contemporáneo. Tras una etapa inmerso en el cine de acción y artes marciales, Amor bajo el espino blanco supone el regreso de Yimou a su vertiente más romántica y poética, a un cine más intimista.
Ambientada en la Revolución Cultural china, ‘Amor bajo el espino blanco’ narra la historia de amor prohibido entre Jing, una joven estudiante enviada a la China rural para su reeducación, y Sun, un joven que, a pesar de la diferencia de edad que les separa, se enamora de ella y le promete un amor eterno de los que ya no se ven ni siquiera en las películas. Esta historia de amor juvenil destila ternura y pureza, a pesar de la tragedia que se ven obligados a vivir sus protagonistas. Love under the hawthorn tree ofrece poesía en sus imágenes, y una pareja protagonista formada por Zhou Dongyu y Shawn Dou que nos deleita con sus inolvidables interpretaciones en una de las más bellas y emotivas historias de amor de los últimos tiempos, y para quienes la distancia de un río no es inabarcable por un abrazo.
Primer amor (2011), de Mia Hansen-Løve
Mia Hansen-Løve, a pesar de su inconfundible apellido danés, es la reencarnación del espíritu de la nouvelle vague. En común con cineastas de la talla de Godard, Resnais o Truffaut. Su cine logra transportar a aquella época en la que el cine era considerado un instrumento para representar la realidad aunque a través de la particular mirada del cineasta. Mia Hansen-Løve es un verdadero regalo para el cine contemporáneo, y con Un amour de jeunesse se confirma como una de mejores muestras del cine francés actual.
Este film es un canto al primer amor de juventud, pero no un canto de alabanza, sino visto, en palabras de su protagonista, como «una enfermedad». El amor y el sufrimiento de los personajes es tan real que traspasa la pantalla y se clava directamente en el corazón. Camille y Sullivan son jóvenes y enamorados, viven una historia de amor apasionada que se ve truncada por la partida de Sullivan en un viaje a Suramérica.
La banda sonora de ‘Un amour de jeunesse’ es sencillamente impecable. Temas inolvidables como Gracias a la vida o Volver a los 17, de Violeta Parra forman parte del acompañamiento musical de esta historia sobre el inolvidable primer amor de juventud. Les acompañan una variedad de canciones que van desde el folk hasta el jazz pasando por una mezcla de estilos que, sin embargo, logran no desentonar en ningún momento del metraje.
PRIMAVERA
El prolífico e incansable Santiago Giralt regresó con una comedia coral de reminiscencias almodovarianas que se disfruta tanto desde lo formal (narrada con sofisticados planos secuencia que aportan movimiento y ligereza) como desde su espíritu lúdico y desprejuiciado.
Leopoldo es un niño de 11 años que ha crecido rodeado de artistas. Durante los tres meses de la primavera (la película comienza el 21 de septiembre y termina el día de Navidad), el chico descubre el amor en una joven compañera de su clase de poesía y vive su primera desilusión amorosa en plena primavera.