Volá alto, Diego
Escrito por Federico Fiore el 25 noviembre, 2020
En un día que nadie podrá olvidar, nuestro querido Diego Armando Maradona pasó a la inmortalidad. El pueblo no olvida a quien no lo traiciona. Te lloramos y te recordaremos con una sonrisa.
El pibe surgido del barro, de aquel conurbano más duro que logra corromper hasta los sueños más soñados. Noches de frío y hambre. Sin embargo, salió adelante gambeteando a la vida, al sistema.
Ese mismo corazón nos conmovió con una pelota en sus pies, desparramando ingleses y enfrentándose al poder cada vez que tenia la oportunidad. Un tipo leal con los leales. Jamás se olvidó de Fiorito pese a los lujos y modernidades que cayeron frente suyo.
Cientos de canciones, miles y miles de tatuajes en las pieles de todos los colores, millones de canciones y billones de veces su nombre fue coreado por distintas camisetas y países. Nadie, en la historia, vivió lo que Maradona vivió. Quien osa criticarlo desde su pedestal moral no entiende del amor popular, ni del clamor de un pueblo que no olvidará a quien lo hizo feliz.
Diego es y será inmortal. Vivirá por siempre en cada niño y niña que patee una pelota en el campito del barrio. En aquellos que, sumergidos en países no reconocidos por las Naciones Unidas, Maradona sea sinónimo de hermandad y abrazos. Diego será eterno.
¿Quiénes somos para recalcar los errores ajenos? ¿Acaso somos perfectos? ¿Nunca nos equivocamos? ¿Por qué buscamos reflejar actitudes de perfección humana en un Maradona humano? «Qué me importa lo que Diego hizo con su vida, me importa lo que hizo con la mía”, dijo una vez el Negro Fontanarrosa. Diego fue un faro de felicidad en millones, ese mismo que se vengó de los ingles por nuestros pibes de Malvinas. En uno de los tiempos más triste del país, él cargó con las emociones de un pueblo para levantar una copa mundial que transformó las calles en alegría y emoción. Si te dicen que es solamente fútbol, te están mintiendo.
Hoy, 25 de noviembre del 2020, no murió Diego, porque Diego no va a morir jamás, hoy murió una parte del pueblo argentino. Partió para estar con Doña Tota, para jugar un ratito con ella y fundirse en un abrazo repleto de amor. Él lo necesitaba, nosotros queríamos tenerlo para siempre.
Ahora vas a poder descansar en paz. El pueblo no te olvida.
