Mauricio Guevara de la Serna

La sociedad entera asiste azorada a los últimos estertores del proyecto hegemónico de la derecha argentina, que prometió juntar el mejor equipo económico de los últimos cincuenta años y generó el peor gobierno de los futuros cien. Los últimos compañeros del viaje de egresados que el niño Mauricio emprendió hace cuatro años hacia la Casa Rosada no aciertan a ayudarlo. Los que aún no se bajaron del barco y fueron a pedir la escupidera al bunker de los Fernández saben que si lo dejan solo es imposible que se mantenga en el gobierno, ya que su psicopatía de base no se lo permite. Herido y acorralado, fustigó a la población como escarmiento, dejando que el dólar escalara un 30% en un solo día, ya que fue su orden de no intervenir en el mercado el lunes por la mañana lo que disparó la cotización. Está demostrado que el caos fue adrede, ya que la primer cotización en pizarra fue del Banco Nación, que ofreció el dólar a $51, cuando el Viernes había cerrado a $46. Fue el banco oficial el que informó al mercado que el gobierno proponía una devaluación brusca, y fue el mismo gobierno el que lo permitió, ya que el Banco Central, por dos horas, no participó de la rueda, incluso cuando el billete americano llegaba a los $63. Semanas anteriores, ante movimientos mínimos del tipo de cambio, el Central salía no solo a ofrecer billetes en el mercado spot, sino que atacaba con toda la artillería disponible de contratos futuros y ventas de los bancos Nación y Provincia. Pero ese lunes, el niño Mauricio quería demostrar que contra sus deseos no hay voto ni democracia que valga. Fue el ex Messi de las finanzas el que explicó claramente como funcionan estos supuestos mecanismos de “mercado”. “No es que haya un problema de demanda fenomenal de dólares, el problema es que cuando nadie vende, el mercado no sube con (una demanda) de 1000 millones sino con (una, pequeña) de 10 millones de dólares…..Alguien pone un precio en la pantalla, otro se asusta, compra y se arma revuelo. Hay que tener cuidado con eso porque no es serio que el Banco Central deje devaluar su moneda 5 u 8 por ciento por día (por una demanda de solo) 5 millones de dólares”, aseguró el ex titular del Banco Central Luis Caputo, que explicó claramente la poca seriedad de la actual conducción económica como si no hubiera sido responsable de la pérdida de más de 10 mil millones de dólares de reservas y de una suba de la divisa de 28 a 38 pesos durante su corta gestión. La ira del niño Mauricio también impactó de lleno en la cotización bursátil de sus ex socios, financistas y colaboradores políticos, ya que las empresas que cotizan en Bolsa perdieron en un solo día hasta el 50% de su valor. La caída bursátil es la tercera más fuerte en toda la historia mundial, solo superada por la caída de Argentina en el 2002 y por Sri Lanka. La pérdida de valor patrimonial muestra lo desagradecido que puede ser el Ceo Amarillo con las mismas empresas que hasta el viernes anterior habían colaborado con $44 millones de pesos a su campaña presidencial, según datos del registro público de aportantes de la Cámara Nacional Electoral. El principal aportante hasta el momento de la campaña presidencial es SICMA SA, una sociedad de inversión de Pérez Companc, a la que el gobierno el año pasado le condonó una deuda de USD 70 millones con la AFIP. El segundo mayor donante es Valiente Polo J5 Argentina SRL, dueña del equipo Valiente Polo Team donde juega Adolfo Cambiaso y Petromix SA, una firma de logística para la extracción de gas y petróleo que se quedó con la licitación del Parque Eólico del Bicentenario en la provincia de Santa Cruz. Los benefactores suman a Jorge Guillermo Stuart Milne, uno de los ex dueños del Banco Patagonia y a María Luisa Bárbara Miguens, accionista de Central Puerto, la segunda generadora eléctrica del país, que tiene entre sus dueños al íntimo amigo del Presidente, Nicolás Caputo y una de las empresas más beneficiadas por las políticas energéticas del Gobierno, que obtuvo una ganancia neta en 2018 de $17.519 millones, 231% más que el año anterior.

Seguramente más relajado gracias a la ayuda de algún ansiolítico, Macri decidió quemar las naves. Sus colaboradores le habrán indicado que la ira de Zeus no le cae simpática a la población que vota, y que parece preferir políticas del denostado populismo. Disfrazado de dictador benevolente, con aires de haber bajado ayer de la Sierra Maestra, anunció medidas que él mismo calificó hasta la semana pasada de dirigistas, intervencionistas, confiscatorias, que dañan la seguridad jurídica y ahuyentan las inversiones. Congeló las cuotas de los créditos UVA, limitó la tenencia de dólares en efectivo de los bancos, eliminó el IVA a los alimentos básicos y  utilizó la Ley de Abastecimiento para congelar el precio de las naftas, herramienta que tan sólo habían esgrimido pero nunca utilizado Isabel Perón y Néstor Kirchner. A este ritmo, la semana que viene, Macri nacionaliza la Sociedad Rural, la Banca, el Comercio Exterior y dicta la reforma agraria, haciendo aparecer a Nicolás Del Caño como un conservador machirulo. Las medidas de Mauricio Guevara de la Serna tendrán un costo fiscal de, al menos, $80.000 mil millones de pesos, lo que hace saltar por el aire el acuerdo con el FMI, que se basaba en ‬llegar al déficit fiscal primario cero. Quizás Macri olvide su nuevo rol como referente del guevarismo latinoamericanista la semana que viene, cuando una nueva misión del Fondo Monetario Internacional llegue al país a supervisar la marcha del programa de austeridad que él mismo acaba de dinamitar.  Será en esa reunión donde Macri decida si en Diciembre entregará algo parecido a un país o a una pila de escombros. Mientras tanto, simula dejarse crecer la barba y se saca una selfie frente al espejo luciendo una boina negra con la estrella roja.