Pornojubilados
Escrito por nicohernandez el 20 marzo, 2018
La columna de «Economía en Cartón: detrás del humo del choripan» con Leo Fusero para El Bondi de la 88, explica el ajuste de Cambiemos sobre los jubilados.
Mientras pasea por la cancha de River o expone sus ideas a la amabilísima audiencia de la Universidad Di Tella, la visitante ilustre Cristine Lagard, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, declara que «Los dos primeros años del gobierno de Macri han sido asombrosos». No es extraño el elogio viniendo de quién, desde 2012, milita a nivel global por el aumento de la edad de la jubilación, junto con el recorte de las pensiones, y la posibilidad de que los Estados contraten con aseguradoras privadas la cobertura de ese «riesgo de que la gente viva más de lo esperado». A fin de cuentas el gobierno receptor del halago viene de hacer la tarea sucia en Diciembre, al recortar los aumentos que la ley anterior, generada por el gobierno que se «robaba la plata de los jubilados», les aseguraba.
La primera parte del robo a la plata de los jubilados, que técnicamente recibe el nombre de Fondo de Garantía de Sustentabilidad del ANSES, se fue generando en cuentagotas. La Unidad Fiscal de Investigaciones de Delitos de la Seguridad Social (UFISES) denunció al ministro de Finanzas, Luis Caputo, por presuntas irregularidades en el manejo del FGS. Un fondo de inversión creado y manejado por el actual ministro de Finanzas hasta días antes de la asunción de Macri intervino en una operación de compra de Lebacs del Anses, y por esta participación, la empresa se llevó $540.000 del Estado. Poca plata si se lo compara con las comisiones que deben haber recibido los muchachos amarillos por la venta que hizo el FGS del 11,85% de capital social de Petrobras Argentina, a cambio de u$s 156 millones, por no mencionar las recibidas al fondear la salida a Bolsa de Banco Supervielle, o triplicar sus tenencias de Mirgor, la firma del amigo del alma Nicolás Caputo. Todas ellas actividades altamente necesarias para el bienestar de cualquier adulto mayor, como el lector ya se habrá dado cuenta.
Pero gracias al republicanismo de haber modificado más de 70 leyes por decreto de necesidad y urgencia sin que exista ninguna necesidad ni urgencia, ahora se entra en la fase de la “guita gorda”, o sea, la privatización del FGS. El Decreto 27/2018 de Desburocratización y Simplificación reza «Autorízase a la ADMINISTRACIÓN NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL, en su carácter de Administrador del FONDO DE GARANTÍA DE SUSTENTABILIDAD DEL SISTEMA INTEGRADO PREVISIONAL ARGENTINO, a constituir y/o estructurar fideicomisos, financieros o no, alquilar o prestar títulos y acciones y, en general, a realizar toda otra operación propia de los mercados financieros y bursátiles permitidas por las autoridades regulatorias, con observancia de los límites de los artículos 74 y 76 y las prohibiciones del artículo 75 de la Ley N° 24.241 y sus modificatorias. «.
En castellano, se autoriza al director de Anses a timbearse la guita de los jubilados en el mercado financiero. Con una simple resolución de un funcionario, el ahorro sobre el que se fondeaba el ProCreAr, el Progresar, los créditos Argenta y un sinnúmero de políticas sociales que generaban beneficio a grandes masas de la población ahora va a estar disponible para el casino de los amigos del poder. Entre la primera vuelta electoral y el balotaje, el actual Presidente visitó Jujuy y allí dijo que estaban comprometidos en mejorar sus habéres porque un país que no se ocupa de los que construyeron su historia no construye futuro. Ahora será el mercado financiero el que tomará ese rol de “protector” de los dineros de los jubilados, ya que como todos sabemos dicho mercado tiene una profunda sensibilidad social, especialmente con los viejos.
El recorte a los viejos arrancó con la baja de las cuentas de algunos centros de jubilados “porque batían récords de pornografía”, pasó luego a la quita de remedios gratuitos del Pami, el recorte en haberes de Diciembre, culminando ahora con la privatización de sus haberes futuros. Lo que se dice una Política Pública de la Tercera Edad, versión FMI.