Ricardo Adolfo Javier: en busca de mi identidad
Escrito por nicohernandez el 30 septiembre, 2015
De chico traía discos a escondidas a FM Raíces para que los
escuchen en el barrio y se llevaba libros del Che y Perón, hoy nos cuenta su
infancia y su lucha para saber la verdad.
“Yo no quería ser
policía, quería ser músico”
o a la de ella” dice Ricardo y gira las manos frente a sus ojos. Sus padres,
santiagueños, trabajaban en Tucumán cuando fueron chupados por la dictadura y aún
continúan desaparecidos. Su apropiador, era subalterno de Patti en la Comisaría
1° de Zárate.
su voluntad. “A mí siempre me quiso hacer policía” relata, “pero yo no quería
ser policía, quería ser músico”. Él, que además de cartonear, desde la primaria
tocaba la batería; un día se encontró con el uniforme puesto. Se enfermó, tuvo
un principio de úlsera, “vomitaba sangre”, pidió la baja y empezó a hacer su
vida. Se reveló, “él me inculcó ser radical, de Ford y de River y yo le salí de
Boca, de Chevrolet y peronista hasta las muelas”.
que el 2000, año en el que cae en una depresión por la muerte de su hermanastro
y lo internan engañado en el Romero. Cuando salió, “ella en vez de darme tres
pastillas me daba nueve” dice en referencia a la pareja del apropiador: “Tenía
un chaleco de fuerza de medicación”.
“Mis Hijos Brian y
Lautaro se criaron escuchando esas historias”
Cuando pudo despertar Ricardo rehízo su vida con Marta, su
esposa. Con ella cría 5 hijos. En un principio vivieron en la casa del barrio,
en la de Ramón Joaquín Daris, “El Cachencho”. Ricardo recuerda las historias
que le contaba a él, y las que les contó a sus hijos: “Un abuelo le cuenta a
los hijos, a los nietos como empezó a
caminar el papá pero él le contaba los actos represivos que cometió en Zárate,
como hacia la inteligencia, como mataba a los militantes, −la voz se le
quiebra− como sacaba a los bebés y se los daba a los militares para que se los
lleven.”
el registro de parto. En 2013 “El Chachencho” lo echó a la calle a él con su
mujer, Brian, Lautaro y las mellizas. Ocuparon una casa abandonada. Su mujer se
animó y denunció al apropiador que ahora está imputado en la Mega Causa Rivero,
en Juzgado Federal N°2 de San Martín que en febrero comenzará con el juicio
oral. Cuenta que esto les costó cinco intentos de atentados.
“Una de las fotos era
muy similar a mí y pensé que era yo”
por Abuelas de Plaza de Mayo con motivo de sus 30 años de lucha. Ricardo se
detuvo en una de sus páginas, en una imagen se mostraban los retratos blanco y
negro de los desaparecidos. “Una de las fotos era muy similar a mí −la busca
entre las fotocopias que lleva a cuestas−, muy parecido a mí, con el ojito caído
y todo”.
sido Gloria Susana Figueroa Nievas y Miguel Ángel Figueroa Nievas. Eso le
significó encontrarse con compañeros y compañeras que lo apoyaron y lo guiaron.
luchar en el Centro de Fomento y Lealtad de la calle 143 y 529, donde sueña con
poner un comedor. “Ando con bastón pero no me para nadie” dice inflando el
pecho mientras expresa que asumió el compromiso de seguir la búsqueda “hasta
recuperar el último nieto”.
nombre, “yo los que quiero que esté bien es mi familia, son ellos mi futuro”. El
domingo 20 de septiembre, cuando se inauguró el Espacio del Encuentro como
cierre de lo que fue el ciclo de Teatro por la Identidad, “la abuelita Estela”
plantó un árbol, nietas recuperadas pusieron la tierra y las mellizas, sus
hijas, lo regaron.
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