«Algunos no entienden que los traslados compulsivos y las topadoras lo único que hacen es terminar perjudicando a los trabajadores de base»
Escrito por nicohernandez el 21 abril, 2015
Así señalaba esta mañana a Ritmo & Sustancia Gabriela Olguin, Presidenta de la Cooperativa «El adoquín» nucleada en la CTEP, la respuesta fácil de algunos funcionarios para con los trabajadores que viven de la venta ambulante.
Además, hizo hincapié en la organización: «Es lógico que al surgir un nuevo sector de trabajadores busquemos la forma de sindicalizarnos para poder luchar por nuestros derechos. Promovemos la organización de estos trabajadores para luchar por la dignidad».
Muchos trabajadores de las economías populares, excluídos de los regímenes del empleo formal, se encuentran desamparados de protección sindical. Allí fue cuando se organizó la CTEP, movimiento que Gabriela y sus compañeros cooperativistas integran: «La CTEP surge para organizar a los trabajadores que no tiene ningún patrón visibles. Nosotros nos oponemos a la definición de autogestionados porque nos pone en un lugar de empresarios, que no lo somos. Nos definimos como trabajadores»
Además, denunciaba que «El capitalismo absorbe estas nuevas formas de actividad laboral y como somos trabajadores sin derechos, las absorbe en un estado de vulnerabilidad total».
Consultada sobre la represión y desalojo con topadoras que sufrieron los trabajadores que tienen puestos de venta en las afueras de La Salada, Gabriela decía que «Todo lo que sucede en estas márgenes se parece a lo que era el movimiento de trabajadores organizados en 1820. Proponemos como alternativa la organización popular. Las medidas de exclusión y represión nunca son una solución. A los gobiernos de diferentes colores políticos no se les ocurre otra mejor idea que la alternativa entre legalidad e ilegalidad. Nosotros sabemos que los trabajadores que estaban en la ribera no estaban, digamos, en forma legal, permitida. Y eso es algo que sucede, es una realidad que llegó para quedarse, y nosotros tenemos que encontrar la forma de mejorarla, pero no podemos hacer que desaparezca.»
Muchos trabajadores de las economías populares, excluídos de los regímenes del empleo formal, se encuentran desamparados de protección sindical. Allí fue cuando se organizó la CTEP, movimiento que Gabriela y sus compañeros cooperativistas integran: «La CTEP surge para organizar a los trabajadores que no tiene ningún patrón visibles. Nosotros nos oponemos a la definición de autogestionados porque nos pone en un lugar de empresarios, que no lo somos. Nos definimos como trabajadores»
Además, denunciaba que «El capitalismo absorbe estas nuevas formas de actividad laboral y como somos trabajadores sin derechos, las absorbe en un estado de vulnerabilidad total».
Consultada sobre la represión y desalojo con topadoras que sufrieron los trabajadores que tienen puestos de venta en las afueras de La Salada, Gabriela decía que «Todo lo que sucede en estas márgenes se parece a lo que era el movimiento de trabajadores organizados en 1820. Proponemos como alternativa la organización popular. Las medidas de exclusión y represión nunca son una solución. A los gobiernos de diferentes colores políticos no se les ocurre otra mejor idea que la alternativa entre legalidad e ilegalidad. Nosotros sabemos que los trabajadores que estaban en la ribera no estaban, digamos, en forma legal, permitida. Y eso es algo que sucede, es una realidad que llegó para quedarse, y nosotros tenemos que encontrar la forma de mejorarla, pero no podemos hacer que desaparezca.»
Una realidad que llegó para quedarse
«Nos duele mucho que algunos no entiendan que los traslados compulsivos y las topadoras, y la infantería, y la prefectura, lo único que hacen es terminar perjudicando a los trabajadores de base y favoreciendo a las mafias, porque los que controlaban esa feria y los que se enriquecían, no son los que se quedaron sin trabajo. Van a encontrar otras formas para seguir explotando a los mismos trabajadores que están más abajo en un escalón de vulnerabilidad» Insiste Gabriela.
Entre sus reivindicaciones, el reconocimiento de los vendedores ambulantes como trabajadores es uno de sus pilares fundamentales, ya que al no considerarlos como tales, no pueden acceder a los derechos que les corresponden, quedando en una total vulnerabilidad. «La salada es la máxima expresión de esta vulnerabilidad» Concluyó.
Instó al estado a conformar una mesa de dialogo, articulando las herramientas ya existentes, y si es necesario, crear nuevas, para poder incluir a los trabajadores en un mercado laboral digno, en medio de una cotidianeidad de represión, topadoras y exclusión.
Escuchá la nota completa acá!
«Nos duele mucho que algunos no entiendan que los traslados compulsivos y las topadoras, y la infantería, y la prefectura, lo único que hacen es terminar perjudicando a los trabajadores de base y favoreciendo a las mafias, porque los que controlaban esa feria y los que se enriquecían, no son los que se quedaron sin trabajo. Van a encontrar otras formas para seguir explotando a los mismos trabajadores que están más abajo en un escalón de vulnerabilidad» Insiste Gabriela.
Entre sus reivindicaciones, el reconocimiento de los vendedores ambulantes como trabajadores es uno de sus pilares fundamentales, ya que al no considerarlos como tales, no pueden acceder a los derechos que les corresponden, quedando en una total vulnerabilidad. «La salada es la máxima expresión de esta vulnerabilidad» Concluyó.
Instó al estado a conformar una mesa de dialogo, articulando las herramientas ya existentes, y si es necesario, crear nuevas, para poder incluir a los trabajadores en un mercado laboral digno, en medio de una cotidianeidad de represión, topadoras y exclusión.
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