Tristeza não tem fim

Por: Leo Fuesero

Había llegado al poder a mano de los militares de la Revolución del 30. Cuatro años después sería elegido democráticamente y luego se haría un autogolpe de Estado que lo dejaría en el poder hasta 1945. Trabajó en defensa de los intereses nacionales contra el imperialismo, impulsó la participación del Estado en el desarrollo de la economía creando Petrobrás, la Compañía Siderúrgica Nacional, la Compañía Vale do Río Doce, la Compañía Hidroeléctrica de São Francisco y la Fábrica Nacional de Motores, impulsando la modernización e industrialización de Brasil, y promoviendo la verdadera emancipación del país. Adoptó la centralización administrativa como marca para crear una burocracia de estado fuerte, hasta entonces inexistente y como regulador de las relaciones capital/trabajo, priorizando la inclusión social. Creó los Ministerio de Trabajo, Industria, Comercio, Educación y Salud. Incorporó nuevos aspectos a la vida económica, social y política vinculados a la nacionalización de recursos, establecimiento de la enseñanza pública, religiosa, gratuita y obligatoria y finalmente la institución del Servicio Militar Obligatorio. Editó el Código Penal,  el Código Procesal y creó la Consolidación de las Leyes del Trabajo, garantizando la estabilidad del empleo después de diez años de servicio, descanso semanal, la reglamentación del trabajo de menores, de la mujer, del trabajo nocturno y fijando la jornada laboral en ocho horas de servicio. Durante su gobierno se promulgó la  Ley de Sindicalización. Aumentó el salario mínimo un 100%.

En contra de los deseos de su mujer, que le advirtió que iba a terminar mal, volvió a ser electo presidente en 1950. Implantó un férreo control del comercio exterior y restringió las importaciones, perjudicando a los poderosísimos intereses extranjeros, que aliados a sus representantes internos, empezaron una brutal campaña de desestabilización. Bajo una violenta presión, viendo las maniobras para la realización de un golpe de Estado que iba frenar súbitamente el acelerado proceso de desarrollo, en su habitación del Palacio de Catete, como un grandioso acto de sacrificio por el pueblo que tanto luchó, se suicidaba de un disparo al corazón Getúlio Vargas. Brasil nunca se recuperó. Se industrializó pero el pueblo profundo nunca pudo salir de la pobreza. Las favelas son el  testimonio del fracaso de un país que teniéndolo todo avergüenza con su miseria y que arrastra por peso específico a toda la Patria Grande Iberoamericana ya que sin Brasil, no hay liberación posible para el continente.

“Mi sacrificio os mantendrá unidos y mi nombre será vuestra bandera de lucha. Cada gota de mi sangre será una llama inmortal en vuestra conciencia y mantendrá la vibración sagrada para la resistencia. Al odio respondo con perdón. Y a los que piensan que me derrotan respondo con mi victoria. Era esclavo de la gente y hoy me libero para la vida eterna. Pero este pueblo, de quien fui esclavo, ya no será esclavo de nadie. Mi sacrificio quedará para siempre en su alma y mi sangre tendrá el precio de su rescate. Luché contra la expoliación de Brasil. Luché contra la expoliación de la gente. He estado luchando con el pecho abierto. El odio, las infamias, la calumnia no me derribaron. Les di mi vida. Ahora ofrezco mi muerte. Nada me temo. Serenamente doy el primer paso en el camino de la eternidad y salgo de la vida para entrar en la historia”