Mucho más que maíz

Según productores agropecuarios «la situación del maíz impacta en los costos, en el precio final de los alimentos y puede provocar desabastecimiento en poco tiempo». La preocupante situación detrás de la puja entre el Gobierno y los cárteles agroexportadores.

A pesar de haber llegado a un acuerdo parcial entre el Gobierno Nacional y los exportadores en cuanto a la cuota de maíz exportable, los cárteles agropecuarios sostienen el lock out patronal.

El acuerdo calificado como «marcha atrás» por los medios hegemónicos del país, permite las exportaciones del grano «con límites»: coloca un tope de 30 mil toneladas diarias (el equivalente a un buque mediano por día).

Sin embargo, a las grandes exportadoras de granos con gran poder de lobby y ascendencia sobre las principales entidades agropecuarias, sostienen las medidas de presión para esta semana y mantienen las 72 horas de paralización de la comercialización de granos.

Acción que se entiende si se tienen en cuenta el negocio que hay detrás de la exportación para este 2021 que implica un aumento de más del 50% del precio del maíz en los mercados internacionales, aumentó que nominalmente se traduce en un salto de u$s301,95 en marzo del 2020 a u$s464,25, que es el valor actual.

Desde el Gobierno nacional señalaron cuando anunciaron la medida que el 89% del volumen de la cosecha anterior ya se había exportado, lo cual amenaza no solo el abastecimiento del consumo interno, sino el precio de un insumo vital para los alimentos que se encuentran a diario en la mesa de argentinas y argentinos.

¿Por qué es importante el maíz?

El maíz es el principal insumo para la producción de carnes, lácteos y huevos y la escaces del grano o la internacionalización del su precio significaría un aumento automático en los precios de la canasta básica de todas y todos los argentinos.

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De hecho, según señalan en un comunicado las principales organizaciones campesinas del país, el maíz implica alrededor del 70% del costo de producción y los precios del mercado nacional está muy por encima «de los sostenible: el maíz en bolsa, que en Rosario cotiza alrededor de 17 mil pesos la tonelada, se está vendiendo a entre 28 y 30 mil pesos por tonelada.»

En este contexto, los productores agropecuarios señalan que: «La situación impacta en los costos, en el precio final de los alimentos y puede provocar desabastecimiento en poco tiempo».

Sin embargo, ante pequeñas intervenciones en el modelo agroexportador en favor de regular el precio de los alimentos, «enseguida generan acciones extorsivas, como las del lock out patronal, para evitar que sus ganancias se reduzcan un mínimo sin importarles el bienes estar de los sectores populares» señaló Rosalía Pellegrini, referente de la Unión de Trabajadores de la Tierra a Raíces.

Y agregó que apesar de que «las medidas son medidas regulacionistas e impuestos que cualquier país del mundo hace», se enfrentan a «sectores que vienen queriendo encarnar el poder económico del campo desde la fundación del país en base al genocidio de los pueblos originarios y el acaparamiento de tierras de ciertos sectores de la oligarquía que aun hoy detentan cierto poder económico pero sobre todo simbólico de lo que es el campo«.

Por una nueva ruralidad

Para los sectores campesinos la discusión excede al dilema «exportaciones sí o exportaciones no» y plantean que el problema es el modelo agroalimentario argentino dependiente tecnológicamente de grandes multinacionales extranjeras.

En ese sentido, Pellegrini «el Gobierno sigue sin sentarse con nosotros, con el otro campo que alimenta al pueblo y sigue fortaleciendo a estos sectores concentrados de la economía que tienen fuerte vinculación con el capital internacional.»

Por su parte, Daniel Yuspe Navarro, del Frente Agrario Evita, señaló que «Este gobierno tienen que empezar a diseñar una estrategia realmente que tenga que ver con lo agrario que tenga que ver con una nueva ruralidad acá en la Argentina».

Y propuso «un subsidio interno de todo lo que tenga que ver con el cereal que se utilice para producir carne para el mercado interno y ver como le bucamos la vuelta, como lo hacen en Europa, de subsidiar a todos los productores.»