El Lobo poeta
Adios Mundo Cruel 7 May, 2020
Por: Leo Fusero
El antro donde la banda está tocando huele a tabaco y gente sucia, como todos los ambientes del rock a inicios de los años ´80. El pelado que canta en inglés y balbucea en castellano se pone a discutir con uno del público. Baja del escenario y comienzan las trompadas. El fulano del público agarra una botella y se la parte en la pelada al cantante chapucero. Le abre la cabeza. Sangrando, se va al camarín. A los diez minutos vuelve, todo vendado como un árabe, se amiga con su agresor y el show sigue. Toda la secuencia la mira desde abajo un psicoanalista que tiene un programa de radio. Este tipo es de otro planeta, piensa. Terminado el show, se pone a conversar con el pelado cantante. Lo invita a su programa de radio. A la semana ya son amigos, y están comiendo juntos en un bodegón de mala muerte cuando cae la cana. Típica razzia de tiempos de dictadura militar. Ambos caen presos. El pelado pide una guitarra y se pone a tocar canzonettas italianas. Hasta los milicos se ponen a escucharlo. El hermano del psicoanalista con programa de radio tiene contactos con un pesado de la policía. Consigue la orden de liberarlo, pero cuando va a la comisaría, el show de ese pelado es tan bueno que nadie se quiere ir, ni los detenidos. Tom Lupo, el psicoanalista con programa de radio, lleva por primera vez a los medios a ese pelado que conoció hace una semana, pero con el que ya tiene más de mil anécdotas. Es Luca Prodan. De la misma forma, en su programa de radio, va a ser la primera vez que suenen Los Redondos, Soda Stereo, Los Cadillacs. Pero Lupo ama la poesía. Él mismo es poeta. En el 2012 arma su programa de radio soñado. A las 23 horas, por Radio del Plata, una hora leyendo poesía. En su voz reviven Sbarra, Pizarnik, Pessoa. Por la misma radio, cuando termina su programa, arranca el de Dolina. A veces, se quedan hablando juntos. Una mañana de sábado Tom sale de Canal 7. No se da cuenta que un idiota viene cortando semáforos a los pedos. El golpe contra su cuerpo lo deja parapléjico, sin movilidad, sin poder hablar. Falleció esta semana y con él, volvieron a morir las voces de esos poetas que amo tanto, como para revivirlos. Era el Lázaro de los no creyentes. Era un lobo, que prefirió escribir poesía a aullar.