El frío
Adios Mundo Cruel 11 June, 2020
Por Leo Fusero
Leonardo estaba muy mal. Le temblaba todo el cuerpo, de frío. Tenía mucha fiebre y la garganta seca como María su compañera, con la que hasta hace dos días vivían en el Hotel La Florida. Ambos tenían un retraso madurativo, y su certificado de discapacidad correspondiente. A pesar de ello habían sido desalojados de donde se hospedaban, al parecer por falta de pago, pese a que los desalojos están suspendidos a nivel nacional durante la cuarentena. La Justicia administrativa porteña ya le había advertido al Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat, que conduce María Migliore, sobre la necesidad de realizar testeos en los hoteles familiares y de elaborar un protocolo sanitario similar al que se aplica para los barrios populares, dado que en ese tipo de alojamientos se reproducen las mismas condiciones de hacinamiento y precariedad que complican los cuidados preventivos básicos del virus.
Los vecinos lo asistieron con comida y abrigo. Le llevaban mantas y cosas calientes porque era evidente que tenía algo. Llamaron al programa Buenos Aires Presente (BAP) del Gobierno porteño, pero jamás lograron que los funcionarios lo derivaran a un hospital. Cuando el BAP por fin llegó, no los levantó de la calle para llevarlos a otro lugar ni llamaron al SAME.
A Leonardo Javier Macrino lo encontraron sin vida durante la madrugada del domingo en su ranchada de la esquina de Sáenz Peña y Chile, en pleno Montserrat, a pocos metros del hotel donde alquilaba y de donde lo habían desalojado por falta de pago 72 horas antes de morir.
La muerte de Leonardo se produjo en plena vigencia del Operativo Frío, el programa que el Gobierno porteño muestra como su política más activa hacia la población sin techo, que -según el último censo popular- abarca a más de 7 mil personas. Y coincide con el aniversario de la muerte de Sergio Zacarías, quien falleció el año pasado de hipotermia.
Las causales del fallecimiento todavía no están claras: pudo ser el frío de junio o el coronavirus, pero si hay una enfermedad que mata a las personas en situación de calle desde hace años en el distrito más rico del país es el abandono del Estado.