Doña Marisa
Leo Fusero 16 July, 2020
Por: Leo Fusero
Marisa Letícia fue la penúltima de once hermanos, hijos de una familia de inmigrantes
italianos de escasos recursos que se dedicaban a la venta de verduras. A los nueve años
comenzó a trabajar como niñera de tres pequeñas menores que ella. A los trece entró a
trabajar en una fábrica de chocolates como empacadora de bombones. Permaneció allí
hasta que cumplió los diecinueve años. Había quedado embarazada de su primer hijo,
fruto del matrimonio con el taxista Marcos Claudio dos Santos, que fue asesinado
cuando ella estaba de cuatro meses de embarazo.
Viuda y madre, vuelve a trabajar pero como inspectora en un colegio estatal contratada
por la alcaldía. Y en ese año, 1973, conoce en el Sindicato de los Metalúrgicos de São
Bernardo do Campo a un sindicalista combativo, un tal Lula. Se casan siete meses
después. Lula adoptó a su hijo como propio y tuvieron tres más.
En 1980 lideró la Marcha de las Mujeres para reclamar la liberación de sindicalistas que
habían sido presos por realizar huelgas en el Gran San Pablo contra la dictadura militar
y fue ella quien confeccionó, cortó y cosió la primera bandera de la que se convertiría
en la mayor formación de izquierda de América Latina, el Partido de los Trabajadores.
Desde el 1 de enero de 2003 hasta 2011, Marisa Letícia Lula da Silva fue la primera
dama de Brasil. Compañera, amiga y leal a su marido, amable y cordial con todos los
que se acercaron a ella, no existe un solo relato de episodio de arrogancia o desprecio
hecho por ella como primera dama del país
Junto a Lula sufrió el hostigamiento del ex juez Sergio Moro, que la involucraba en la
Operación Lava Jato. La pareja presidencial era acusada de recibir como coima un
departamento de dos ambientes en un balneario de clase media baja. La justicia, al
mismo tiempo, remató el departamento a pedido de un acreedor de su dueño real, una
constructora. Ante el bochorno el juez declaró que la coima no era el departamento, sino
la decoración del mismo. Al presidente que acumuló U$S 300.000 millones en reservas
líquidas del Banco Central lo habían coimeado con la decoración de un departamento
que nunca pisó.
Ocho años de bombardeo intenso, burlas, ofensas y calumnias hicieron mella en su
salud, que se fue deteriorando hasta el 24 de enero de 2017 cuando sufrió un derrame
cerebral que la mantuvo en coma inducido en el Hospital Sírio-Libanês de São Paulo.
Falleció el 3 de febrero del mismo año. Su familia autorizó la donación de sus órganos.
“Murió triste por las maldades que le hicieron”, dijo Lula en su funeral. En 2019, el
Juez reconoció que se equivocó, y que Doña Marisa no tenía R$ 256.000.000 de reales
en su cuenta, sino solo R$26.000.