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El agujero

Escrito por el 12 marzo, 2019

La primer columna del año de Economía en Cartón; Detrás del humor del choripan a cargo de Leo Fusero para El Bondi de la 88 con su clásico análisis de la actualidad basándose en el pasado que siempre se vuelve a repetir ¡Escucha la columna completa!

Destacado en cursiva en el segundo número del “Semanario de Agricultura, Industria y Comercio”, Hipólito Vieytes declaraba que “nación alguna puede prosperar sin el fomento de la industria”. Corría septiembre de 1802. Doscientos diecisiete años después, los medios hegemónicos que dominan la agenda informativa de esta colonia al sur del mundo festejaban los acuerdos que Macri, de paseo espiritual por India y Vietnam, firmó con ambos países, donde Argentina se compromete a vender “naranjas, pomelos y mandarinas” a cambio de “electrodomésticos”. La aparición del periódico de Vieytes se vio interrumpida por la llegada de los ingleses en 1806, dispuestos a invadir y conquistar definitivamente estas tierras por las armas en beneficio de la Corona Británica. Junto con sus batallones trajeron una imprenta, que funcionó en Montevideo durante la conquista y que publicaba el periódico “Estrella del Sur”, o Southern Star, ya que se imprimía en dos idiomas. En su primer número, el Estrella del Sur, anunciaba que los ingleses “no venían como conquistadores, sino como defensores. Quieren emanciparos de la servidumbre y entregaros vuestra justa libertad”. Al mismo tiempo que festejaban los acuerdos del verdulero nacional, Clarín y La Nación anunciaban la llegada de la “ayuda humanitaria” que los desinteresados, sensibles, solidarios y gentiles Generales del Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos intentaban depositar en territorio venezolano. La única diferencia entre Clarín y el Estrella del Sur es que el último se publicaba en dos idiomas. Respecto a ideas, servidumbre al invasor extranjero y cipayismo, son iguales. 
La decadencia de la nación está ampliamente ejemplificada en que Macri no es ni una bacteria del colon de Vieytes, y que Clarín no es el Semanario de Agricultura que los primeros patriotas imprimían usando la prensa de la Casa de Niños Expósitos, o sea de niños huérfanos. Si la orfandad de aquellos era la falta de padres, la del país actual radica en la falta de un proyecto común, integrador y emancipante frente a un mundo hostil, oligárquicamente conducido por elites financieras y propagandeado por supuesta prensa nacional. Sin clase política a la altura del desafío global de llevar la nación al desarrollo dentro de un mundo en guerra sorda pero guerra al fin, fallido el experimento de colocar a los descendientes de la oligarquía argentina al comando del país, que demostró las nefastas consecuencias que la endogamia de esa clase social produjo en las capacidades intelectuales de sus hijos (o que directamente son delincuentes de baja estofa), sin prensa nacional, que actúa más como diario del conquistador, batiendo el parche para que masas lobotomizadas crean que alguien se afanó un PBI, que Urtubey es presidenciable o que Comodoro Py es sinónimo de justicia, con jueces y fiscales que actúan como banda de delincuentes togados sin el mínimo apego a las garantías del debido proceso, con sindicalistas de fortunas incalculables y con políticos profesionales que llegan a sus puestos solo por tener el dinero suficiente para bancar las campañas, el país se desangra, pagando mil millones de pesos por día en timba financiera que solo beneficia a los bancos mientras se pierden 200.000 puestos de trabajo formales en un año y quiebran más de 20 empresas por día.
Cayendo en una espiral descendiente hacia un agujero negro sin tiempo ni espacio, la sociedad argentina se apresta a volver a insultar su pasado, desgarrar su presente y condenar a sus habitantes del futuro a ver la vida desde el fondo de un agujero.

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